lunes, diciembre 25, 2006

Nochebuena

Como pueden ver en la foto, celebramos la navidad al más puro estilo tradicional alemán: sacrificando de una manera cruel y sádica a un miembro de una minoría étnica para purificar la raza aria y cantando villancicos nazis que recuerdan a Hitler... jajajajaja... mentira.

Lo único cierto es que si pasé mi primera navidad lejos de mi familia y de la madre patria en Alemania y con gente proveniente de una infinidad de lugares. La fiesta fue organizada por los estudiantes de la Universidad donde está Marta sacando su maestría. Había mara de la India, algunos mexicanos, una venezolana, dos chinos y un japonés (que fue el alma de la fiesta, se puso a verga y la hizo de bufón. Para colmo de remate se llamaba Tomo y fue declarado oficialmente como Tomo Birria, Tomo Guaro, Tomo Tequila o Tomo más cualquier cosa que involucrara alcohol). Y representando a la sagrada tierra de Atlacatl, pues estuvimos el matrimonio Tejada – Escoto y yo, su hijo adoptivo.

Lo más salvadoreño fue el pollo que hizo Marta. Ella estaba tan temerosa que no supiera bien, pero estaba tan sabroso y lo mejor de todo: era exactamente como que lo hubieran cocinado allá !!! y hasta lo condimento con “relajo”. Estaba tan bueno que al otro día no podía faltar la mítica constumbre de comerse las sobras, con salsita y pan por supuesto.

El otro as bajo la manga lo tenía Denis, quien había guardado una botella de Ron Flor que Daña para la ocasión. Después vivo que en Alemania una botella de esas cuesta 40 euros (unos 45 dólares) por lo que comparto su opinión de que si hubiéramos sabido antes lo hubiéramos tomado con más gusto

Pero no voy a negar algo: Sí, me sentí triste. Era una mezcla rara, porque aparte de los latinoamericanos, especialmente de la amiga venezolana de Marta, creo que los demás no entendían el peso que tiene la celebración de la Navidad en las culturas occidentales. Fue divertido escuchar, cuando a la mara le agarró la nostalgia cerca de la medianoche y nos pusimos a decir que para la mayoría esa era la primera navidad fuera, pero la gente que tiene otras religiones, aparte de la cristiana, sólo atinaban a decir que esa “era su primera navidad”. Para ellos fue sólo una cena más nada más.

Creo que el hecho de haber pasado ese día (bueno, y casi toda la época navideña) me acercó más a Marta y a fortalecer nuestra amistad y a iniciarla con su esposo, Denis. Y aunque extrañé a mi familia, aunque los extrañé, creo que no puedo quejarme de que mi primera, y espero única, navidad afuera, la pasara con una de las personas más inteligentes – y eso creo que no cabe ni las más mínima duda, nerda le queda corto a esta bicha -, sincera y noble que conozco.

Gracias, Martita.

viernes, diciembre 15, 2006

2006


Un año es poco tiempo, pero es suficiente para que pasen tantas cosas. Veo hacia atrás, exactamente la navidad del 2005, y aún no creo en todo lo que pasé desde entonces. Y aunque, ahorita que escribo esto esté extrañando a mi familia y a mis verdaderos amigos, a toda la gente que quiero, a mi Tacho y a mi país, no dejo de dar gracias por todo lo bueno que me han traído estos 365 días.

En las pasadas fiestas de fin de año, yo me encontraba profundamente triste, decepcionado y pensaba que Dios había sido injusto conmigo. Juzgué demasiado rápido. Él lo único que estaba dándome era la oportunidad de quitarme una piedra en el camino y emprender una nueva ruta.

Desde esos duros días, solo puedo agradecer que mi grupo de amigos se consolidó mucho, muchísimo, más. Incluso, se expandió. Jamás voy olvidar tanta sonrisa, tantas palmadas en el hombro, tantas palabras de ánimos, tantos “hágale huevos, cabrón”, tantos abrazos. Y a toda esa gente que sé que nos queremos como hermanos, como una verdadera familia. Un abrazo a la Fiera, a Taura, a Chupi, a Ann, a Giorgio, a la Rata, a Parra, a la Adri, a la Kuki, a Canseco, a la Carito, a la Rhina. Y a Fran por sus consejos.

También estrechamos lazos con Nelson Daniel, que, junto con Diana, están a punto de hacerme tío.

Y también todo el cariño que le tengo a mis “muppet babies”. A mi Kachito (que me hizo doble tío), a Carlos, a mi nalgona que tanto quiero, a la Jess, a la Silvia y a la Sequita... y ahí meto también a la locaza de la Evan. Ustedes son también mi familia y los quiero un revergo.

Fue en este año que cambié de trabajo y al fin sentí que estaba creciendo profesionalmente. Llegué a APEX, un lugar que me gustó y me gusta muchísimo. Y aunque no voy a negar que hubo un choque con los valores que traigo desde hace muchos años, creo que el que lo viera que estaba tratando de ayudar al país desde un área profesional me sirvió para hacer un buen trabajo. Gracias a Emerson (al Black Man, al Chico Oreo) por haberme dado esa oportunidad.

En APEX conocí a dos personas que yo sé que ya son parte de ese círculo de amigos que nunca se pierde: a Ratanás y a la Maru. Conocerlos, con sus locuras, con sus disparates, con sus alegrías, con sólo eso era ganancia para mí.

Pero también conocí a muchísima gente a la que quiero un montón, comenzando por mis látigos, Sherman Javier, Rhinita y la Yani; por mis compañeros de freezer, a la Ceci (ex Arévalo), a la Clau (nunca se me va olvidar cuando me llamó porque atropelló al bichito), Normita, las Bea, Gus, Mel, la Tichi (primaaaaaaaaaaaa), Eli, Quique.

Y a la Dino que la hacía sufrir con el desorden de órdenes que tenía y a todos los de creatividad, en especial al Javi, a la Carmencha, a Alas, al Pelo e’huevo, al Gordo, al Edward, Paty, Maria Julia y a toda la mara que me miraba con ojos de odio cuando llegaba con una emergencia de Gobernación.

Aunque aún no olvido a mi grupo de La Prensa como el Gato, el Andy, el Vladi, Luna, Yahir y el Guille, con el que nos sigue uniendo una buena amistad.

Por último, jamás me imaginé que iba cruzar el charco, que iba a conocer estos lados, que iba a cumplir uno de mis sueños. Gracias Rhina y Caro por haberme echado la mano.

Y aunque lo que más me duele de estar acá es estar lejos de mis papás, de las dos locas de mis hermanas, de mi abuelita... que sepan que los hago por ellos, para que estén orgullosos de mí y que todos los esfuerzos que hicieron por mí no los he desaprovechado.

No voy a negar que van hacer falta pasar la navidad y año nuevo sin ustedes, sin poder darles un abrazo y gozarlas juntos, pero estas cosas le sirven valorar a uno lo importante que es permanecer juntos como familia.

Los amo mucho y que Dios los cuide

sábado, diciembre 09, 2006

King Christian I


Me acuerdo que la Maru me dijo: Londres lo conocí sola, caminando y con un mapa bajo el brazo. Como también andaba solo, no había más que para el metro y el bus y ya tenía un mapa de los lugares que quería conocer, la fórmula me pareció perfecta para mí también.

Viajar a la capital de Inglaterra, mi primer gran viaje desde que estoy por estos rumbos, surgió más por idea de Violeta que por iniciativa mía. Aquella me dio paja que armáramos un viaje aprovechando un su puente que le iban a dar en la maestría y que nos viéramos ahí. Al final, yo compré el boleto y aquella se rajó en las últimas.

Así que casi sin quererlo terminé en esa gran ciudad, pero que bien lo pasé.

Tomé un bus desde el aeropuerto de Stansted y me acuerdo que me iba cayendo del sueño porque me había despertado bien temprano y por la gripe que llevaba, cuando de repente vi el Puente de la Torre en medio de la ventana. Fue la primera impresión de la ciudad y la certeza de saber que iba a conocer todos aquellos lugares y cosas de las que sólo habia oído, leído o visto en fotografías.

Dos salvadoreños

Lo primero que hice, como me había prometido a mí mismo, fue buscar la Abadía de Westminster y ver la estatua de Monseñor Romero. Comencé a caminar desde la estación de Liverpool Street, con un pequeño escalofrío de saber que ahí habia explotado una bomba en los atentados del 5 de julio del 2005 (mierda, pensé, capáz cae otro bombazo en lo que yo estoy acá) y en esas estabas cuando de curioso entré a un edificio que me llamó la atención. Era el Palacio de Buckingham, la parte conocida como la Galería de la Reina. Qué podía hacer? Yo quería ir a otro lado, pero de seguro la sangre real que llevo dentro dirigió mis pasos hacia ahí.

Después de mi real desvío, caminé hasta que llegué a Westminster y ahí, sobre la puerta principal, en la fachada, no en una puerta lateral y escondida como yo pensaba, en el mero centro, a la par de Martín Luther King, estaba la estatua de San Romero. Me emocioné mucho. Ahí estaba un salvadoreño en medio de las estatuas de los mártires más importantes del siglo XX; un salvadoreño presidiendo la tumba de los reyes ingleses más importantes; un salvadoreño recordado en medio de la tumba de grandes personajes, artistas y científicos como David Livingstone, Charles Darwin, Isaac Newton, Charles Dickens y Rudyard Kipling; un salvadoreño que verá de ahora en adelante todas las coronaciones de los futuros monarcas de este país. Y lo más importante, ahí estábamos él y yo.

Le señalé la estatua a un guardia que vigiliba la entrada de la abadía y le dije con orgullo: Él es de mi país. El guardia sólo me sonrío y me hizo la mirada que solemos hacer enfrente de los locos y siguió con su indiferencia. Yo le sonreí también y le hice la mirada que solemos hacer enfrente de los que no saben nada.


La abadía es un lugar mágico, cuando los ingleses dicen que es el “corazón” del país, creo que tienen toda la razón. De afuera, no parece tan increíble, tan irreal, tan fantástica, como lo es en su interior. Al principio, me chocó cuando supe que había que pagar 20 dólares para entrar a una iglesia. “A lo que han llevado al pobre Jesús”, pensé. Pero adentro no se puede dar un paso sin mirar algo imposiblemente bello.

He tratado de buscar fotos del interior de la abadía en internet, porque es prohibido tomar fotografías.

La Abadía, que tiene más el tamaño de una inmensa catedral que de un pequeño lugar de reflexión, es el lugar de coronación de los monarcas británicos desde 1066, año en que subió al trono Guillermo I. Es más, la silla que ocupó ese rey se conserva y la última en usarlo ha sido la reina Isabel II. Y se seguirá utilizando en el futuro.

La reina de Europa

De ahí los pasos me llevaron a conocer al Big Ben, ubicado justo al lado de la abadía. Es una zona bellísima donde están tan cerca infinidad de lugares turísticos. Londres presume de tener 262 lugares de interés y cuatro sitios considerados Patrimonios de la Humanidad, sólo en su área urbana.

Aunque claro, sólo una ciudad con 7 millones de habitantes, con un tamaño de más de dos veces todo el departamento de San Salvador, con cinco aeropuertos y 270 estaciones de metro puede tener tanto bagaje cultural, histórico y político, como lo tiene Londres.

Cerca del Big Ben, que tiene una altura de 96 metros y un peso de 9 mil toneladas, se encuentran la casa del Parlamento Británico (o el Palacio de Westminster); el Ojo de Londres, que es un enorme mirador en forma de rueda (para ser sincero es una “Chicago” bien vergona) de 135 metros de altura; la casa Sumerset, que es una de las galerías de arte más importantes de Europa; y el Puente Pedestre del Jubileo.





Cerca de ahí se encuentra el London Aquarium, donde vi los tiburones, toqué las mantarrayas (ahí me acordé del pobre Cazador de Cocodrilos) y vi las anguilas eléctricas, como lo mas destacado de la visita. Aunque la hamburguesa que me comí ahí también tiene su mérito en esta historia porque estaba buenísima, tanto, que regresé varias veces a comer ahí.



También visité el London Zoo, y tomando en cuenta que eran 26 dólares de entrada, no llenó mis expectativas. Es decir, es un zoológico grandísimo y con animales rarísimos, pero comparándolo con el Zoológico de Chapultepec, en México, y que es gratis, pues los mariachis ganan. Aunque vi animales que nunca había visto antes como los okapis, de África; el tapir, de Malasia; los hipopótamos enanos, aunque ya he visto un par en San Salvador comiendo en Multiplaza; el dragón de la isla de Komodo; y, me da cólera porque es un animal autóctono de nuestras tierras, el Oso Hormiguero.

También vi los Tigres de Sumatras, del que hice buenas fotos, y sentí una gran lástima de saber que esos animales tan bellos están a punto de desaparecer. Sólo hay 400 viviendo en libertad y no tienen un buen futuro, porque su hábitat está siendo destruido.






Fui al Museo Británico, donde vi por primera vez las momias egipcias, las estatuas del Partenón y la Piedra Roseta.

Los restos de las que fueron las majestuosas estatuas de Poseidón, Iris, Afrodita y Ceres están entre sus colecciones más valiosas y ahora son conocidas como los Mármoles de Elgin. Las estatuas, que estaban ubicadas inicialmente en la fachada del Partenón, son objetos de una agria disputa entre los gobiernos de Inglaterra y Grecia, quien exige la devolución de los tesoros arqueológicos.

Mientras que la Piedra Roseta significa un hito trascendental para la arqueología, ya que gracias a ella se logró descifrar los jeroglíficos egipcios. La hazaña se logró en 1814, cuando Thomas Young logró traducir el texto, y ocho años más tarde Jean Francois Campoillon amplió el trabajo

En el Museo de Historia Natural lo que más me gustó fueron los fósiles de los dinosaurios, vi el de los triceratops y los del Tiranosaurio Rex, y me alucinó ver el del tigre dientes de sable.



Fui a la Torre de Londres, que era la principal fortaleza británica, cárcel para los traidores y prisioneros de alta jerarquía (como Tomás Moro y la reina Isabel I) y lugar de torturas (la gente asegura que el fantasma de Ana Bolena, quien fue decapitada ahí, se puede ver caminando en las noches con la cabeza bajo el brazo).

La Torre Blanca es el edificio principal de la fortaleza de la Torre de Londres y sirvió de la residencia de los reyes británicos hasta 1625, cuando la casa de los Estuardo ascendieron al trono después de la dinastía de los Tudor.

La historia de la Torre Blanca inició cuando Guillermo I, conocido como El Conquistador, ordenó la construcción de una fortaleza para defender la ciudad de Londres. Aunque los romanos ya tenían fortificaciones en esa colina desde el año 50 después de Cristo.

La “Casa de las Joyas”, en el interior de la Torre de Londres, contiene todas las coronas y joyas usadas por la familia real británica desde mil 216. La colección incluye la actual corona de la reina Isabel II, que fue elaborada en 1936, durante el reinado de su padre, Jorge VI, y para cuya elaboración se utilizaron 2 mil 868 diamantes, 273 perlas, 17 zafiros, 11 esmeraldas y 5 rubíes, todos ellos ubicados en 4 arcos de oro puro.

Otra pieza de la colección es la corona llamada “Imperial de la India”, elaborada con más de 6 mil diamantes y dos de las consideradas esmeraldas más bellas del mundo. Esta corona fue fabricada para ser utilizada por los reyes británicos en el exterior, ya que la ley prohibe que la corona oficial salga del país, aunque hasta el momento nunca ha sido usada.

Y para la vida nocturana, les cuento que fue un fracaso. Primero, estaba solo; segundo, a la familia con la que estaba, que eran buenísima onda, pero no les vi talles así de jodarría. Y tercero y para rematar, cuando me anime a ir al Hard Rock Café, no me dejaron entrar porque había una fiesta privada. Así que ni modo, solo por eso regresaré.

Así que aparte de eso y el hecho de que me aburriera que toda la gente me gritara “Prince William” cuando iba pasando... la pasé de maravilla.

Bueno, creo que ya se cansaron de leer y yo de escribir, así que hasta la próxima.


viernes, diciembre 01, 2006

El Capitán

Hace un par de meses, bueno, justo ahora tres para ser exactos, me acuerdo que estábamos el Cachudo y la Fiera comiendo los benditos tacos shucos de Merliot como a las cuatro de la mañana. Era la última vez que patinábamos juntos antes de las reuniones de despedida que tuve. Para variar, la Fiera ya andaba bien tocado y lo que más se ve viene a la mente que nos pusimos a cantar la música de Los Héroes del Silencio en una rockola. Para variar, nuevamente, la Fiera era el que más desentonaba.

Nunca me imaginé cuando salí de allá que iba ver al Cachudo en estas tierras y que íbamos a cantar nuevamente Los Héroes del Silencio. Esta vez no con una pílsener o con un ron Flor que Daña en la mano, sino con el whiskey más antiguo del mundo en el hígado.

Pegamos la camellada de la vida por las calles de Belfast, con el montón de maletas en la mano; fuimos a la Calzada del Gigante, que es el sitio turístico más visitado del país; fuimos a Bushmills, una destillería que data de 1600... y la madre; y salimos de parranda con toda la mara al Central Pub.

Para el Cachudo creo que lo más destacado del viaje no es que me visitó, sino que una alemana, que es mi compañera, y que es súper guapa, se enculó de él. Ya ven que el mal gusto abunda en todos lados. Supongo que el encule no terminó en nada porque el Cachudo no tiene la ascendencia aria y todos los rasgos germanos de Juan Carlos Guidos; o bueno, también pesa que las aventuras del Cachudo nunca tienen un final feliz, como bien recordarán los que estuvimos hace unos 6 o 7 años en Metapán.

Por cierto, nos estuvimos recordando que esa vez que el Muancho casi nos mata porque se quedó dormido manejando y ya nos íbamos ir en un barranco.




Alegra ver una cara conocida cuando estas lejos, pero ciertamente alegra más saber que esa cara es la de tu amigo desde que tenías seis años, cuando andábamos con los pantalones cortos cafés del Externado y jugábamos en los columpios a la par del antiguo edificio; cuando nos asombraba cómo Archila cruzaba la piscina sin respirar o las jugadas que hacía el Padre Ibáñez en la cancha de fútbol (la leyanda urbana era que había jugado en el Real Madrid en la misma época que Julio Iglesias) y cuando sacábamos tarántulas o “tunquis” en las canchas de arriba.

Cuando comprábamos chicles “pogo” o coleccionábamos los álbumes de GI Joe o los Thundercats y las tarjetas las comprábamos en la tienda de lámina de la Santíos o íbamos a la biblioteca y sacábamos libros de los 3 Detectives, o algo así era.

Fuimos cheros cuando Celmira era la profesora más buena onda y cuando le dimos jocotes con Baygón a otra profesora (omito nombre para evitar demandas judiciales ja, ja, ja) en sexto grado. Cuando jugábamos en diferentes equipos, Taura para España y yo para Alemania y también cuando jugamos juntos para el DC United ( popularmente conocido también como Las 11 Charras de la Minga). Cuando hicimos los Pericos Pro Ecología, PEPE, (famosos también como los PEndejos Promovidos por Edwin –ya me acordé que la Marielos me dio golpe de estado y me exilió).

Cuando nos mataba de la risa al ver al Joaquín todo enyesado, cuando nos iban a asaltar en el volcán de Santa Ana, bueno, cuando nos asaltaron por la casa de Aguilera y yo me quedé paralizado y el Cachudo ganó la medalla de los 100 metros planos, en la categoría “iba pensando que el mañoso me seguía”.

Me acuerdo cuando jugábamos “bushido” en la casa de él y el Edgar Roswell o el Meme, o los dos, me tiraron una patada voladora y me dejaron todo hecho leña (de eso hasta quedó grabado un video). Fuimos cheros cuando casi le quiebro la nuca porque se nos cayó jugando lucha libre junto con Pedro Panameño. Y ahí estuvo el maje cuando el Tamal me quebró la nariz y me llevaron chineado a la enfermería y cuando me intoxiqué con comida vieja.

Fuimos amigos cuando su primer amor (omito el nombre también para evitar demandas judiciales o verguenzas posteriores) le hizo el cague a la primera fiesta de 15 años a la que íbamos; eso sí, pero nos matamos de la risa cuando tres años después apareció la muy desvergonzada diciendo: “lo siento”.

Creo que nunca vamos a olvidar cuando el Capitán dejó la uña del dedo gordo del pie en un poste de cemento por tratar de pegarle a la pelota, cuando el Chunte le borró la mente de un pelotazo en la cabeza, cuando el Canseco lo tiro en un barranco porque el enjambre de abejas nos seguia en Montecristo o cuando se subió con el carro en los “super sapos” que están en la Bernal con todo y Parra.

Siempre voy a recordar al Cachudo con una botella de frutsi en la mano, con una charamusca, con una gaseosa, con un fresco de esos baratos que vendía la Blanqui en la tienda… y siempre, siempre, pero siempre, tenía la camisa chorreada con lo que estaba tomando.

Por el Cachudo, por la Fiera, por la Rata, por el Muancho, por el Canseco, por el Chupi, por el Cachetón, por la Pollo, por la Kuki, por las gemelas, por toda la gente del “B” y por todos los que fueron mis cheros pero los echaron....Cheeers!!!!!