
Vivo con 11 personas más, entre ellas otra salvadoreña que ya tiene un año de estar acá y que me ha ayudado un montón. Los demás son de Alemania, Irlanda, Suecia, Estados Unidos, Canadá y Nigeria. Son buena gente, pero hoy creo más que en el primer mundo funcionan más como máquinas que como personas.


Mi casa está en un pueblo como a una hora de Belfast, la capital. Ballycastle es un lugar de recreo para los irlandeses y hay muchas casas deshabitadas que solo son utilizadas en los días feriados. El lugar es simbólico para la ciencia porque enfrente hay una isla, Rathlin, y ahí fue donde Marconni hizo la primera prueba de la onda de radio hacia un receptor ubicado en una colina cerca del pueblo.
Con respecto a mis primeras impresiones, pues les cuento que fueron digitales, ya que tuve que estampar los dedos en la oficina de Migración en el aeropuerto de Heatrow, ya que los muy malditos no me creían que mi pasaporte era original. Para remate, me metieron en un cuarto con un montón de tipos de Bangladesh y, como estuve con ellos, después tuve que hacerme una prueba de rayos X para ver si no tenía tuberculosis. Ahuevo que me sentí puro mojado.

Aquí es carísimo todo. Una pinche Coca Cola fácil llega a los dos dólares y ya por un Gatorade te sacan el ojo de la cara. Una cerveza cuesta casi 5 , asi que creo que me haré abstemio. Lo que he visto a los mismos precios allá es el McDonalds, el Burdel King y el Subway.

Hasta ahorita no he tomado muchas fotografías, solo un día que salí de noche a caminar con la cámara por la playa que está enfrente y me gustó esta que tomé. Por cierto, el agua es heladísima.

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