jueves, septiembre 14, 2006

Mi nueva casa

Bueno, ya casi termina mi primera semana acá y como ya dejé de oir "Patria querida", de Alvaro Torres, me dispuse a escribirles. En resumen, me ha ido muy bien. Me gusta mi nueva casa, es como que si viviera en las cabañas de Apaneca pero con vista al mar. No está tan helado aún, y solo el primer día sentí frio. Aunque llueve a cada rato y es bastante nublado.

Vivo con 11 personas más, entre ellas otra salvadoreña que ya tiene un año de estar acá y que me ha ayudado un montón. Los demás son de Alemania, Irlanda, Suecia, Estados Unidos, Canadá y Nigeria. Son buena gente, pero hoy creo más que en el primer mundo funcionan más como máquinas que como personas.





Mi casa está en un pueblo como a una hora de Belfast, la capital. Ballycastle es un lugar de recreo para los irlandeses y hay muchas casas deshabitadas que solo son utilizadas en los días feriados. El lugar es simbólico para la ciencia porque enfrente hay una isla, Rathlin, y ahí fue donde Marconni hizo la primera prueba de la onda de radio hacia un receptor ubicado en una colina cerca del pueblo.

Con respecto a mis primeras impresiones, pues les cuento que fueron digitales, ya que tuve que estampar los dedos en la oficina de Migración en el aeropuerto de Heatrow, ya que los muy malditos no me creían que mi pasaporte era original. Para remate, me metieron en un cuarto con un montón de tipos de Bangladesh y, como estuve con ellos, después tuve que hacerme una prueba de rayos X para ver si no tenía tuberculosis. Ahuevo que me sentí puro mojado.

De ahí lo otro que no me gusta es la permanente sensación de que me voy a matar cuando voy en un carro, porque esta mara maneja del otro lado. Y es bien yuca cuando vas de noche y ves luces de carro y vas en el carril derecho. Solo te imaginás que es un bus de la 302 que viene hecho una torta sobrepasando y que te va dar de frente.

Aquí es carísimo todo. Una pinche Coca Cola fácil llega a los dos dólares y ya por un Gatorade te sacan el ojo de la cara. Una cerveza cuesta casi 5 , asi que creo que me haré abstemio. Lo que he visto a los mismos precios allá es el McDonalds, el Burdel King y el Subway.

Lo otro significativo es que me ha costado mucho entenderle a los irlandeses. Con la gente de otros países no tengo tantos problemas y es bien fácil entenderle a gente como Hanna, de Suecia, o Marian, de EUA; pero a Daniel, Helen o Alan, que es mi roommate, y que son de acá, es casi imposible. Al principio creí que era solo problema mío, pero ya oí quejas de los demás extranjeros.

Hasta ahorita no he tomado muchas fotografías, solo un día que salí de noche a caminar con la cámara por la playa que está enfrente y me gustó esta que tomé. Por cierto, el agua es heladísima.

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