viernes, diciembre 15, 2006

2006


Un año es poco tiempo, pero es suficiente para que pasen tantas cosas. Veo hacia atrás, exactamente la navidad del 2005, y aún no creo en todo lo que pasé desde entonces. Y aunque, ahorita que escribo esto esté extrañando a mi familia y a mis verdaderos amigos, a toda la gente que quiero, a mi Tacho y a mi país, no dejo de dar gracias por todo lo bueno que me han traído estos 365 días.

En las pasadas fiestas de fin de año, yo me encontraba profundamente triste, decepcionado y pensaba que Dios había sido injusto conmigo. Juzgué demasiado rápido. Él lo único que estaba dándome era la oportunidad de quitarme una piedra en el camino y emprender una nueva ruta.

Desde esos duros días, solo puedo agradecer que mi grupo de amigos se consolidó mucho, muchísimo, más. Incluso, se expandió. Jamás voy olvidar tanta sonrisa, tantas palmadas en el hombro, tantas palabras de ánimos, tantos “hágale huevos, cabrón”, tantos abrazos. Y a toda esa gente que sé que nos queremos como hermanos, como una verdadera familia. Un abrazo a la Fiera, a Taura, a Chupi, a Ann, a Giorgio, a la Rata, a Parra, a la Adri, a la Kuki, a Canseco, a la Carito, a la Rhina. Y a Fran por sus consejos.

También estrechamos lazos con Nelson Daniel, que, junto con Diana, están a punto de hacerme tío.

Y también todo el cariño que le tengo a mis “muppet babies”. A mi Kachito (que me hizo doble tío), a Carlos, a mi nalgona que tanto quiero, a la Jess, a la Silvia y a la Sequita... y ahí meto también a la locaza de la Evan. Ustedes son también mi familia y los quiero un revergo.

Fue en este año que cambié de trabajo y al fin sentí que estaba creciendo profesionalmente. Llegué a APEX, un lugar que me gustó y me gusta muchísimo. Y aunque no voy a negar que hubo un choque con los valores que traigo desde hace muchos años, creo que el que lo viera que estaba tratando de ayudar al país desde un área profesional me sirvió para hacer un buen trabajo. Gracias a Emerson (al Black Man, al Chico Oreo) por haberme dado esa oportunidad.

En APEX conocí a dos personas que yo sé que ya son parte de ese círculo de amigos que nunca se pierde: a Ratanás y a la Maru. Conocerlos, con sus locuras, con sus disparates, con sus alegrías, con sólo eso era ganancia para mí.

Pero también conocí a muchísima gente a la que quiero un montón, comenzando por mis látigos, Sherman Javier, Rhinita y la Yani; por mis compañeros de freezer, a la Ceci (ex Arévalo), a la Clau (nunca se me va olvidar cuando me llamó porque atropelló al bichito), Normita, las Bea, Gus, Mel, la Tichi (primaaaaaaaaaaaa), Eli, Quique.

Y a la Dino que la hacía sufrir con el desorden de órdenes que tenía y a todos los de creatividad, en especial al Javi, a la Carmencha, a Alas, al Pelo e’huevo, al Gordo, al Edward, Paty, Maria Julia y a toda la mara que me miraba con ojos de odio cuando llegaba con una emergencia de Gobernación.

Aunque aún no olvido a mi grupo de La Prensa como el Gato, el Andy, el Vladi, Luna, Yahir y el Guille, con el que nos sigue uniendo una buena amistad.

Por último, jamás me imaginé que iba cruzar el charco, que iba a conocer estos lados, que iba a cumplir uno de mis sueños. Gracias Rhina y Caro por haberme echado la mano.

Y aunque lo que más me duele de estar acá es estar lejos de mis papás, de las dos locas de mis hermanas, de mi abuelita... que sepan que los hago por ellos, para que estén orgullosos de mí y que todos los esfuerzos que hicieron por mí no los he desaprovechado.

No voy a negar que van hacer falta pasar la navidad y año nuevo sin ustedes, sin poder darles un abrazo y gozarlas juntos, pero estas cosas le sirven valorar a uno lo importante que es permanecer juntos como familia.

Los amo mucho y que Dios los cuide

1 comentario:

Anónimo dijo...

I feel a little left out... I guess you know who's important and who isn't