lunes, febrero 26, 2007

Glasgow, la ciudad gris de los cuentos de Ende

Era gris, tremendamente gris, y no era el gris acementado que siempre hay en las ciudades, era un gris más profundo, un gris que venía de que nada en esa ciudad tenía vida. También el cielo estuvo gris, y en los dos últimos días, sin parar de llover. No me fijé, pero no me extrañaría que la lluvia también hubiera sido gris.

Sea como sea, Glasgow me dejó la misma sensación que tuvo que sentir Momo cuando, después de una larga noche, salió de su viejo y destartalado cuarto en el anfieteatro y no supo más de Beppo Barrendero y de Gigi Cicerone. Aquella misma sensación cuando vio a la gente con una cara vacía, sin alegría, ahorrando tiempo para los Hombres Grises. Supe en ese momento que la ciudad sin nombre de los cuentos de Ende tenía que ser Glasgow y extrañé que no existiera ninguna Casiopea, ningún Padre Tiempo.

Y es Glasgow es una ciudad hecha para la diversión: bares, pub, discotecas. Pero nunca vi diversión. Es una próspera ciudad industrial, pero vi muchísima pobreza, aunque paradójicamente ningún pobre, a excepción de un par de borrachos que esperaban agazapados debajo de una parada de autobús a que la lluvia se fuera.

Es una ciudad repletas de chimeneas que vomitan día y noche un humo blanco, pero que cuando la luz del sol se ha ido adopta un extraño color violeta que sólo contribuye más a dar un aspecto más triste.


Por eso no me extrañó que una de las grandes atracciones de la ciudad sea un gigasteco cementerio, ubicado en una colina de 60 metros de alto detrás de la triste y solitaria catedral de San Mungo, justo en el centro de la ciudad.

El camposanto, conocido como la Necrópolis (o Ciudad Muerta, mejor nombre no pudo haber), contiene los restos de los más ilustres escoceses y, en general, unas 50 mil personas han sido enterradas ahí. En los primeros años (alrededor de 1830) para entrar a la Necrópolis el único acceso era el “Puente de los Suspiros”, nombrado asi por todos los funerales que tiene en su historia.

Posiblemente, las más famosas de las personalidades enterradas ahí es Adam Smith. Yo sé que ya el Chupi, Tacho y Valiente están excitados tan sólo con oír el nombre. Para los que no les suene, Smith fue el padre de la economía moderna (para algunos – como yo – específicamente fue padre del capitalismo) y su obra ha influenciado a todo el mundo, incluso al creador de la otra corriente: Karl Marx. Pero esa es otra historia, gris por cierto, y la contamos otro día, o que la cuente Valiente en sus columnas de El Faro.

Como parte de la muerte, Glasgow también ha sido la cuna de varias personalidades, sobre todo en los últimos años, como Angus Young (de AC/DC), Billy Boyd (Pippin, en el Señor de los Anillos) y de Mark Knopfler (me quito el sombrero con este tipo: es el guitarrista y vocalista de Dire Straits, una de las mejores bandas de rock que ha existido). Otra personalidad de Glasgow es Alex Fergunson, el perenne técnico del Manchester United.

El último de la lista de personalidades es Ian Brady, el asesino de niños que horrorizó al Reino Unido en los primeros años de los 60. Brady era un sadomasoquista y pedófilo que torturaba a sus víctimas antes de matarlas y enterrarlas en un lugar llamado Moor.




Y en un mundo imaginario, pero que vivimos cuando éramos pequeños, Glasgow también vio nacer a Scrooge MacPato. Adivinaron? No. Pues era aquel pato millonario vestido con la falda escocesa y que salía en las Pato Aventuras y era tío de Hugo, Paco y Luis. Por cierto, la famosa faldita se llama Kilt y es carísima, entre 400 dólares y 800, las chafas andan por los 200, y se usa sólo en los eventos más importantes, como casorios, pisorios y graduaciones.

Gaitas no vi. Pero me acordé de la frase de Mario, quien siempre cuando veía a una chera nalgona decía que le daban ganas de “aprender a tocar la gaita”.


La gran ciudad


A pesar de la impresión sombría que me causó, Glasgow es una de las ciudades más conocidas y pobladas de Reino Unido y Europa, además de ser uno de sus centros industriales con más pujanza. Aparte de ser la cuna de dos de los equipos de fútbol más famosos del mundo: el Glasgow y el Rangers.

Tiene una milenaria historia, desde que inició como un pequeño asentamiento de pescadores ubicados a la orilla del río Clyde hasta que se consolidó como una importante ciudad en el siglo XII, durante el reinado de David I de Escocia. La intención del monarca era crear otro centro de poder paralelo a Edimburgo y así formar “un cuello de botella” en el paso natural a la zona conocida como “Las Tierras Altas” (ajá, de donde es Highlander, el inmortal).




Actualmente, dos millones de personas viven en el área metropolitana, lo que la convierte en la tercera ciudad más poblada del Reino Unido, después de Londres y Birminghan; y junto con Belfast y Liverpool, Glasgow es uno de los más importantes astilleros del imperio británico. Entre los barcos que se construyeron están el Lusitania, Britannia, Queen Mary y el Queen Elizabeth.

Mucha de la actual historia de Glasgow quedó marcado en los años de la “Gran Hambruna” en Irlanda, cuando miles de católicos migraron hacia esa ciudad y Liverpool, comenzando los problemas de sectarismo con los protestantes, leales a la corona británica. Es más, Escocia es el único país con bandera propia pero cuyos habitantes prefieren usar otra: si se es católico la bandera tricolor de Irlanda y si se es protestante la Union Jack, del imperio.

Para finalizar, Glasgow tiene edificios impresionantes como el Palacio del Pueblo, la Universidad, el Hospital Reina Victoria, la catedral de San Mungo, la Galería de Arte, el Edificio de la Municipalidad y Templenton.



P.D. La única alegría que conocí en Glasgow fue la animosidad de Sarah Brown, una activa estudiante de teología y trabajadora social en el área de Govan, quien me hospedó en su casa y con la que hicimos buenas migas.

Glasgow me terminó de parecer más triste porque cuando estaba ahí me enteré de que mi abuelita estaba en el hospital. Ahora está mejor.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Bonitas fotos!! pero, estoy de acuerdo con Maru, estamos esperando la anécdota...

Anónimo dijo...

holaa!! yo m voy de erasmus el año k viene a glasgow, alguna recomendacion? asias

dasheash dijo...

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