lunes, octubre 01, 2007

¿Qué están haciendo con mi profesión?

Voy a escribir esto bajo el iluso supuesto de que, como periodista, o como ex, puedo y debo de escribir libre de cualquier idea preconcebida, de que mis convicciones no tienen que afectar mi imparcialidad y objetividad, de que, en resumen, uno puede tener un intercambio de honestidad pura con el lector. Se debe ser honesto, eso sí, pero no se puede ser objetivo, una regla básica de mi carrera.

Por eso nadie puede criticar a los directores editoriales y algunos periodistas de TCS, El Mundo, El Diario de Hoy y otros muchos de conservar una línea de derecha; por lo mismo, nadie puede hacerlo también con los editores y algunos periodistas de YSUCA, Co-Latino y de varios noticieros comunitarios de comulgar con una idea de izquierda. Nadie puede criticar la opción personal de esos periodistas de “defender la libertad”, de “tener su corazón a la izquierda” o de sentirse “más fuerte que nunca” (Disculpen los del CD pero no me acuerdo que tengan una frase acuñada – que error del tipo que los maneja mediáticamente -). Lo que se debe criticar con fiereza, y eso en verdadero ejercicio de defensa de la libertad de expresión, es que esos sentimientos partidaristas los eximan de la responsabilidad de actuar éticamente, de sobreponer la verdad a intereses, de proteger personas y de buscar favores.

Eso es lo que me hacía sentir bien en El Faro. Nadie nunca ocultó sus preferencias electorales. Se podía decir libremente o intuir, más o menos, a qué lado se iba la mente y, en muchos casos, el corazón de todos mis compañeros reporteros. A algunos hasta los consideraba (ro) extremistas. Pero, sobre eso, había una confianza mutua y sobrada de que a nadie le temblaba la pluma para escribir la verdad, de que nadie temblaba ante un editor de decir: “Yo estoy seguro de esto, lo he investigado y comprobado”. Y sabíamos que el editor no temblaba ante una supuesta línea que debía de conservar.

Por la única razón que hubiera temblado mi mano en El Faro, por la única razón que hubiéramos temblado todos, era si hubiéramos escrito mintiendo, si hubiéramos escrito para proteger o atacar a alguien con deliberación, si hubiéramos ocultado algo. Era una sensación, llamada honestidad, que difícilmente pueda hallar en otro lado. Por eso me sentí orgulloso de ser periodista, porque la verdad tiene que acompañar al periodista como el zumbido al moscardón. Y El Faro nunca dejé de oír esos zumbidos.

También he conocido periodistas, muchos, que desde trincheras más difíciles de pelear (leáse periódicos tradicionales) siempre han seguido ese zumbido, aun a costa de frustraciones personales, ascensos truncados, amenazas de despido. Ellos también me inspiraron respeto y admiración.

Por eso me ofende cada vez que veo a un Funes, a un Rank, a un Alfaro o a un Saca (aunque lo salvo a él porque no pasó directamente del ruedo periodístico al político, estaba ya en la ANEP, y su función era el de un periodista deportivo, donde hablaba con Toto sobre los mascones del mundial).

Pero en este país tan polarizado, donde ya de por sí se dice que este periodista es de ARENA, que es del FMLN, donde todos somos los vendidos peor que puta en feria de pueblo, porque cuesta imaginarse – y hallar - a un periodista honesto, pues las acciones de Funes se suman a los descréditos que ya habían dejado Rank y Alfaro.

Admiraba a Funes. Fue durante mucho tiempo el periodista más valiente que había; el más inteligente; encarnaba mucho de lo que los jóvenes queríamos ser. Tiene razón. Decía que iba ser político cuando terminara su ciclo como periodista. Aunque yo lo hubiera dicho diferente: Ahora es político porque ha dejado de oír al moscardón y lo tuvo que haber dejado de oír hace meses.

De por sí ya asusta en este país como es de tenue la frontera entre ser empresario y político, pero a mí me está causando pavor como ahora la línea entre ser periodista y político, entre estar en un periódico o un partido, cada día se vuelve más difícil de distinguir.

2 comentarios:

La delirante dijo...

No te entiendo...querés decir que un periodista no puede tener una carrera política?...

Anónimo dijo...

Loco, coincidís con varios periodistas. Pero aquí no has argumentado bien tu punto (es mi no humilde opinión).
Te repito la pregunta de "la delirante". O lo que estás queriendo decir, es "si se pasa a hacer política partidaria (porque aqui no hay otra) es porque en su trabajo, defendía intereses partidarios? Es decir ¿hacia periodismo para el FMLN?
O planteas un conflicto de interes, cuando se tiene pláticas para ser candidato de algún partido?