martes, marzo 06, 2007

A medio camino


Un segundo puede parecer rápido, pero un segundo con la persona que se ama puede ser una eternidad de dulzura; o un segundo, con una cacerola caliente en la mano, puede ser un interminable infierno. Eso lo dijo Einstein, no me acuerdo si fue así exactamente, pero fue él quien habló por primera vez de la relatividad. Así me han parecido estos seis meses: relativos.

A veces, cuando pienso en toda la gente que quiero, en especial mi familia, en todo lo que me he perdido allá, me parece larguísimo, y siento que lo que queda va ser más largo aún. Aparte, y aunque Taura diga que sólo paso jodiendo, algunos días el trabajo suele ser pesado y eso hace más difícil sobrellevar el tiempo. Pero otras tantas, cuando pienso en todo lo que me falta por conocer y aprender, en ver, en admirar, en decir “ahí estuve yo, no me den paja, cabrones”, pues siento que es poco tiempo, demasiado corto.

Creo que vivir en comunidad y trabajar por un proyecto en común ha sido una gran experiencia. Fue y es difícil en muchos casos, en especial porque nunca hallé un chero del alma, un pana de a toda madre, alguien con quien compartir los desvergues, las locuras o las metidas de pata. Eso es lo que más he extrañado acá. Sí he hallado amistades sinceras, y me siento muy bien con Hanna, Marian, Niki, Daniel y Ochanya; pero creo que solo con Niki y Hanna hay un nivel más de solo una buena relación. Cuando estuvo Jannete, si sentía que había algún lazo, talvez por el sólo hecho de saber que también venía de El Salvador me sentía más confortable. Con los demás, en especial con los 3 voluntarios de Belfast, no sólo nunca hice una buena relación, sino que al contrario, ha sido una mala y en muchos casos turbulenta experiencia.

Me acuerdo de los primeros días, cuando me sentía agobiado por el choque cultural y por la sensación de que nos ven como indios, hasta que llegué a la sabia conclusión: Que coman mierda, si yo soy capaz acá y en China, yo he sido alguien en la vida, siempre me he ganado el respeto y el cariño de los que han querido. Y así fue. Ahora la diferencia entre ellos y la mía es abismal. A veces si he quedado de huevón y, sobretodo, de impuntual (aunque acá impuntual es llegar 3 minutos tarde, no la media hora de allá), pero estoy seguro que piensan que soy inteligente, con mucha capacidad, humor, ganas de aprender y enseñar, que así como todo buen salvadoreño llega siempre de último pero también que es el último en irse.

Mi relación con mi coordinador, Robert; con el director, Ronnie; con los otros guías de trabajo, Kai y Helen, es más que excelente y sé que con lo que he hecho el puesto para un nuevo salvadoreño está garantizado.

Pero he hallado amistades sinceras afuera del centro. En David y Rachel, mi host family, he hallado un verdadero apoyo y cariño. Aparte, creo que he aprendido mucho de ellos, porque tienen una visión menos contaminada de lo que pasa en El Salvador. Aparte, sé que le tienen un gran cariño al país y que tanto ellos como yo están interesados en hacerlo mejor. Cuando David dijo hace pocas semanas que, en la ahora larga lista de salvadoreños acá, yo era una de los mejores, me hizo sentir muy bien, no sólo por mi vanidad, sino porque venía de un hombre al que le tengo mucho respeto por su inteligencia. También he sentido gran cariño, e igual respeto por sus ideas, con Duncan y Susie, que me han tratado super bien cuando me he tenido que mover a Belfast. Iguales sentimientos tengo hacia Rachel Craig, Jimmy y Ann Jack y muchas otras personas

Cosas que he aprendido? Pues el sólo hecho de vivir en otra cultura, totalmente distinta, ya es ganancia. Por eso trato de viajar, porque aún me quedan “ojos de asombro”, como me decía Don Paquito Escobar cuando me describía, porque aún me gusta preguntar como un niño de cuatro años que siempre tiene un “porqué” en la boca y busca obtener una respuesta.

Creo que tener preguntas es ganancia cuando se está interesado en buscar las respuestas. Ahora quiero saber cómo Noruega y Suecia pasaron de reinos enteramente rurales y casi desplobados hace cien años a ser el primero y quinto país en desarrollo humano del mundo. Cómo Irlanda ha hecho para frenar la violencia y hablar de reconciliación después de tener un odio más ancestral que el que tenemos en El Salvador. Cómo Alemania trabajo su reconstrucción, económica y de identidad, y mantenerse como potencia después de haber sido derrotada en dos guerras. Cómo ha hecho Suiza para enseñarle a su gente a obtener más dinero al conservar sus recursos naturales más que al explotarlos. Cómo Londres está haciendo para sobrellevar los problemas que la cosmopoliticidad crea.

Que estas preguntas no los engañen. Antes pensaba que vivíamos en la edad de piedra en El Salvador y que estábamos a años luz de alcanzar algún desarrollo. Ahora pienso que hay que trabajar con más fuerza, con más inteligencia, con más visión en el país, porque aunque no lo crean, El Salvador tiene una buena base, no estamos tan perdidos como creía antes de venir acá. No digo que va ser fácil, solo digo que hay una esperanza, una posibilidad de poder resolver los problemas del país, especialmente los que afectan a los más pobres.

Por último, en estos seis meses he viajado a siete países (Irlanda, Reino Unido, España, Alemania, Suiza, Noruega y Suecia) y sé que vendrán muchos más en los meses que me quedan.

Nos vemos en Septiembre

1 comentario:

Josie Jonsson dijo...

Oye, qué interesante estuvo toda tu historia por aquí por Europa. Empecé a leer tu blog y no pude parar. Yo soy mexicana y vivo en Suecia desde hace dos años y hay muchas cosas que has escrito (con respecto al choque cultural, sobre todo)con las cuales estoy completamente de acuerdo contigo. Al mismo tiempo, me he dado cuenta de que seguramente es mucho lo que salvadoreños y mexicanos tenemos en común, sobre todo algunas expresiones del idioma. Ahh, y por último quería decirte que en estos dos años que he vivido aquí, he aprendido mucho sobre Suecia y los suecos, pero mucho más sobre lo que significa ser mexicano. El poder ser consciente de que lo que para mi es normal como mexicana no lo es para el extranjero, o sea, es como que después de salir uno de su "pueblo" se siente como si uno hubiera estado ciego hasta ese entonces y cuando vuelve mira todo desde otra perspectiva y esa experiencia creo yo que es fascinante y no me canso ni un segundo de vivirla en cada pequeña cosa que aprendo ahora que vivo lejos de mi país.
Saludos desde Trollhättan!
Josie