miércoles, mayo 02, 2007

Cuando Dios juega al fútbol

Para millones de fanáticos, el fútbol es una religión; pero solo en Glasgow, una de las mayores ciudades del Reino Unido, las diferencias de fe se discuten en la cancha y con una pelota de por medio.



El mundo entero está lleno de derbis que separan en dos bandos a una misma ciudad. Desde el clásico argentino entre el River Plate contra el Boca Juniors, pasando por el derby madrileño que enfrenta al Real y al Atlético, o por el duelo lombardo entre dos gigantes del fútbol italiano, el Inter y el Milán; la pasión por el balón llega a los límites en el fútbol escocés, cuando el Rangers se enfrenta al Celtic, en un partido en que la cruz y la Biblia toman bandos.

Y es la historia del derbi de Glasgow es diferente a la lógica en otros lados. Aquí la rivalidad surgió antes que los clubes y el Celtic y el Rangers nacieron como enemigos sencillamente por que los habitantes de la ciudad, sus más fieles seguidores, ya estaban enfrentados.

Y es que en Glasgow muchas cosas no han cambiado desde hace 119 años, cuando se escribió la primera página de una de las batallas más largas en la historia del fútbol. A finales del siglo XIX, la ciudad escocesa era altamente industrializada, estaba llena de barrios obreros pobres, su población tenía altos índices de consumo de alcohol y estaba profundamente dividida entre protestantes fieles a la corona inglesa y, en el otro lado, por católicos con fuertes lazos con Irlanda. Nada ha cambiado. Todo sigue exactamente igual desde aquel 28 de mayo de 1888, cuando los dos equipos se enfrentaron la primera vez.

El problema surgió cuando miles de irlandeses migraron hacia Inglaterra después de la gran hambruna que sufriera el primer país durante 5 años. Se estima que unos 2 millones de irlandeses dejaron sus hogares y Glasgow fue uno de los destinos principales. El choque cultural entre los irlandeses y los escoceses, de línea protestante, fue caótico y aún perdura.

En 1873, cuando aún los católicos irlandeses buscaban un espacio en la sociedad de Glasgow, el Rangers fue fundado y rápidamente se convirtió en el equipo favorito de los trabajadores locales. Sus colores, rojo y azul, eran muestra de su lealtad hacia los protestantes. Pero en 1888, un sacerdote marista, el hermano Walfrido, tuvo la idea de fundar un equipo que representara a los trabajadores católicos, la mayoría de ellos viviendo en la pobreza. La historia comenzaba a escribirse y Dios a jugar al fútbol.

Rivalidad a muerte

Hasta el día de hoy, el Celtic y el Rangers se han enfrentado un total de 374 veces. El Rangers se ha llevado la mejor parte con 148 victorias contra 134 del Celtic y un total de 92 empates. Pero tambien han dejado tras de sí un obscuro número: por lo menos 110 personas han muerto en eventos relacionados al derbi escocés. En promedio, casi uno por año desde que se instauró el clásico.

Aunque existe otra tragedia, ajena a la violencia, que también se suma a esa negra historia. En enero de 1971, durante un clásico entre ambos clubes, una estampida humana en el el estadio del Rangers, el Ibrox, dejó 66 muertos y 200 heridos.


Footballderbies.com, una página en internet especializada en medir la rivalidad historica entre clubes ubica el clásico escocés como el segundo más intenso del mundo, sólo superado por la lucha entre dos equipos turcos: el Galatasaray y el Fenerbahce.

“Para entender lo que pasa entre los dos clubes, hay que entender primero que Glasgow es el pueblo más grande del mundo”, sentenciaba Ciaran McBrady, un psicólogo comunitario que trabaja con jóvenes envueltos en problemas de sectarismo en el área obrera de Govan. “Las personas acá no cambian su forma de ver las cosas, no ven los cambios en el mundo exterior, para ellos el mundo es Glasgow”, agregaba.

McBrady realizó un sencillo experimento para demostrar que la rivalidad siempre está latente: a un grupo de jóvenes estudiantes, tanto protestantes como católicos, les repartió al azahar colores y cuadros para pintar. Automáticante, los católicos escogieron el verde y el anarajando, los colores de la bandera de Irlanda; mientras que los protestantes tomaron el rojo y el azul, los colores que representan a la corona inglesa. “Nadie les dijo que escogieran esos colores, pero para ellos es imposible escoger otra opción”, sentencia.

El proyecto de McBrady es uno de las decenas de intentos por tratar de unir a las dos aficiones, o por lo menos evitar la violencia entre ellos. “Es casi imposible, la única manera de estar juntos es cuando Escocia juega contra Inglaterra”, comentaba Jimmy Gordon, quien trabaja también en un proyecto de reconcialicón entre religiones y quien no oculta su preferencia por el Celtic.

La división llega a tal grado que la ciudad de Glasgow tuvo que edificar un tercer estadio, el Hampden Park, en 1903, como un campo neutral para los partidos internacionales, ya que los aficionados de ambos equipos se negaban a entrar a campo contrario.

Pero McBrady asegura que poco a poco la situación ha ido mejorando gracias al trabajo comunitario que realizan distintas organizaciones y por la fuerte política de antisectarismo que mantienen los dos clubes. Tanto el Rangers como el Celtic expulsan a los aficionados violentos y no toleran ningún tipo de manifestación o discriminación. “Ahora el ídolo histórico del Celtic es Henrik Larsson, un conocido protestante; y en el Rangers han jugado muchos italianos católicos”, agrega McBrady, como muestra de los cambios.

“Yo nunca he sido agredido, ni ninguno de mis amigos. Sólo he oído de que eso pasaba antes”, comentaba Ian Carvey, un aficionado del Celtic de sólo 15 años de edad. Pero Carvey está seguro de que el tema de fútbol y religión es un barril de pólvora esperando una chispa. “Yo sé que si buscara problemas con los del Rangers, los encuentro fácil”, apunta.

Glasgow sólo busca hallar la fórmula de hacer que las dos aficiones convivan en paz, porque están seguro que el derbi escocés, conocido en el mundo del fútbol como el “ Viejo Negocio” tiene mucha historia por delante.


Publicado en La Prensa Grafica, 30 de abril de 2007

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