Han sido personajes frecuentes durante estos meses en Irlanda y compañeros y amigos inseparables de todos los salvadoreños que han venido a estos lados. A veces los menciono en mi blog y les cuento de ellos, pero aunque no lo crean, durante nueve meses, nunca nos habíamos tomado una foto juntos y creo que fue difícil hacerse una imagen de esa familia.
Pero como no hay mal que dure 100 años, nos tomamos una foto juntos, bueno, varias, durante la fiesta de casamiento de la Rhina. Por cierto, David los casó.
Los Quinney Mee han sido mi familia durante este tiempo, con los que hablo cuando me siento demasiado mal o demasiado contento, con los que comparto mis locuras (mi sueño de ser un buen político, de vivir solo en un futuro próximo, de lo que quiero hacer, etc) y con los que hablamos del país como hablarían buenos salvadoreños.
De las cosas buenas que me llevo de estos lados, estoy seguro que una de las más valiosas es la amistad de David, Rachel y las de sus pequeñas hijas Lucia y Alice.
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