martes, junio 26, 2007

Verla es quererla


Hablar de ella es hablar de Irlanda. Simboliza el alma de esta nación y de su pueblo, bueno, de los bolos irlandeses que no son pocos. La Guinness es una de las birrias más famosas del mundo y el equivalente en la tradición de la Heineken para Holanda y de la Carlsberg para Dinamarca o, cómo no, de La Barrilito en la gran nación de la Juan Pablo II, cerca del parque Centenario. Bueno, sea como sea después de saber que me voy con la inmesa pena moral de no haber visto a U2, porque los malditos de Bono y Edge pasan más tiempo en París y vienen una vez cada diez años acá, no me podía ir sin ir al centro mundial de la cerveza stout, ubicada en St. James Gate 8, en Dublín.

Aprovechando que estábamos en la capital irlandesa con Robbie, Hanna, su hermana y su prima, que se regresaban para Suecia; pues decidimos con Kira dejar el viaje a la Guinnes Storehouse para el último día y fue un buen trip. El museo de esa cervecería se ha convertido en la principal atracción turística de Dublín con unos 5 millones de visitantes desde finales del 2000, cuando fue abierta al público. De hecho, los 14 euros que valen la entrada, incluyen un recuerdo, un certificado oficial de bolo -no, ese lo obtuve en El Cafetalón- y una pinta de Guinness heladita en el Gravity Bar. Además, es un trip bastante largo que incluye la producción de la cerveza, la historia en sí de la fábrica, una sección especial para la publicidad y el mercadeo y otra para el transporte (hecha durante varias décadas a puro caballo y carreta).

Aparte, incluye una enorme tienda donde se puede comprar prácticamente todo relacionado con Guinness: Camisetas, ropa interior, carteras, gorras, vasos, llaveros, todo de todo, prácticamente es una moda en Irlanda y acá, en Irlanda del Norte. Yo, quiero ver, ya tengo un par de camisetas, le compré una a la gorda, bases para bebida, un vaso (que me lo robé en un chupadero en represalia porque pagamos cover y era una mierda), mi taza cafetera, una gorra, dos llaveros y me quiero dar una cartera porque la que ando, que me la regalaron hace como 3 años, ya está para el botadero a cielo abierto.




La historia de la Guinness comenzó en 1759, cuando Arthur Guinness, que se dedicaba a la fabricación de sales, incursionó en el mundo de la bebida al arrendar una fábrica de cerveza por 45 libras al año. Diez años después, ya exportaba su primer cargamento a Inglaterra y ahora la Guinness se encuentra presente en más de 160 países y es fabricada en 44, entre los que se incluye El Salvador. Sinceramente, eso último no lo sabía, pero sé que a Taura ese dato le ha de inflar de orgullo toda la malta y el lúpula que lleva en la sangre. Increíblemente, aparte de la fábrica abierta en Inglaterra, la primera Guinness fuera de la fronteras del Reino Unido fue inaugurada en... Nigeria!!! Otro dato fumado y que habla de la increíble versatilidad de la marca.

Para el 2000 se bebían en el mundo 2 millones de pintas al día, la mitad en Irlanda y el Reino Unido y la otra mitad en el resto del mundo. Actualmente, la Guinness es parte del grupo Diageo, el mayor fabricantes de bebidas alcohólicas en el mundo y que incluye marcas tan reconocidas como Baileys, Johnnie Walker, Smirnoff, José Cuervo, Blossom Hill, Captain Morgan y un largo y etílico etc.

Uno de los lemas irlandeses es decir que la Guinness se puede describir con un poema:

Ruby and cream
Black and white
Two distincts parts
One perfect pint

La traducción vendría a ser como Dorada y Crema. Blanca y Negra. Dos partes distintas. Una pinta perfecta. Y tienen razón. La Guinness es conocida en todo el mundo, por su burbujeante espuma blanca y por el profundo negro del fondo. No es milagro, es pura química. La espuma es una mezcla de Nitrógeno on Oxido de Carbono y el brebaje negro es una mezcla secreta de agua de las montañas de Wicklow, con malta, levadura, lúpulo y cebada tostada, que es la que le da su tradicional color obscuro. Incluso, la Guinness es una cerveza famosa entre los que guardan dieta, porque una pinta contiene sólo 198 calorías, menos que un jugo de naranja o que la leche descremada.



Para finalizar el trip, nos fuimos a platicar con Kira como media hora al Gravity Bar, desde donde se puede contemplar todo Dublín, porque se encuentra ubicada en la séptima planta de la fábrica y la ciudad cuenta con pocos edificios. Nos hueveamos un vaso, para dárselo al paterno, y ahí quedamos de irnos a joder a Amsterdam y de vernos en su casa, en Dortmund. Lo primero es seguro, pero ya no tengo bolas para regresar a Alemania, y no sé, y aparte de ella y Marlene no veo nada interesante en esa ciudad.

Aparte tengo otra invitación de Mirjam para quedarme con ella en Frankfurt y no sé, ahuevo que me llama la atención si tuviera las bolas, pero prefiero ir donde el Chipi a Bélgica para conocer un nuevo país. Bueno, ya veo para dónde le doy. Para mientras:
Cheeeeers!!!

2 comentarios:

Xtecuan! Ufo dijo...

Si sos afortunado conocer la fabrica de Guinnes es lo mejor joven!!!, deliciosa cerveza negra!!!

Andy dijo...

Que tiempo aquellos cuando en cualquier Selectos habia una Guinnes, q talegas aquellas... Guinnes a donde estas q no te veooooo.
Solo sed, da este tu blog!...