miércoles, enero 10, 2007

Valencia, calor español



A Valencia llegué sin proponérmelo en lo absoluto. El viaje a España estaba planificado para pasarlo sólo en Valencia y darme una fugada rápida a Andorra. Lo que pasó es que la mamá de la Clau, mi amiga quien está viviendo en Barcelona junto con su esposo Tomás, se enfermó y ella tuvo que irse a EUA. Para colmo y remate, a Marta y Denis les agarró la locura y compraron el boleto de regreso a Alemania para el 31 de diciembre. Así que me quedaba yo solo en la Ciudad Condal para pasar mi año nuevo.

Tenía algunas opciones, no la veía tan negra. Armando y Neus estaban en Barcelona en esos días y también me podía quedar con la Chipus y su esposo Iker. Pero comencé a barajar otras cartas: estaba Geovani en Madrid y mi querida sequita en Valencia, donde esta estudiando su maestría en Marketing. Le llamé a la Viole y me dijo que me fuera, el pasaje era super barato y el tren sólo se tardaba 3 horas. De esa forma fue que llegué a Valencia.



Al principio, Valencia no me pareció tan impresionante como Barcelona, pero es que esta última es más bulliciosa y está construida y volcada a atraer turismo. El primer tour fue un poco desalentador: el centro estaba bastante sucio y los dos lugares “turísticos” a los que fui, La Lonja de la Seda y el Mercado Central me parecieron bonitos pero no para decir que vergón, ya me puedo morir en paz.

La Lonja de la Seda es un monumento gótico, tal vez el más importante de su tipo en España, y era utilizado como juzgado para resolver los conflictos entre mercaderes. Destaca mucho el Salón de las Columnas y sus decoraciones en altorrelieve, que causaron mucha controversia porque son gárgolas en posiciones sexuales eróticas y medio degeneradas. Mientras que el Mercado Central es uno de los más grandes a cielo cerrado en Europa y me dieron el chambre de que fue construido con los materiales sobrantes de la Torre Eiffel. Pero creo es que paja porque nunca hallé información de ella y los tiempos de construcción no cuadran.

Destaca también la Catedral, construida en 1262 sobre un antigua mezquita árabe y cuyo punto más alto es su torre – campanario conocido como el Miguelete, desde donde se puede observar gran parte de la ciudad. Detrás de la Catedral, se encuentra la Plaza de la Virgen y la hermosa Basílica de Nuestra Señora de los Desamparados, cuyo interior es una de los mejores en los que he estado.




El otro punto de interés turístico de la ciudad es la Ciudad de las Artes y las Ciencias, un gigantesco complejo diseñado por el famoso arquitecto Santiago Calatrava y que incluye el acuario más grande de Europa (aunque el de Londres dice lo mismo también); el Palacio de Artes, que funge como teatro; el Museo de Ciencias, construido como un esqueleto de dinosaurio; y L’Hemisféric, una sala de proyecciones con tecnología IMAX





Pero caminando Valencia en medio de sus callejones es cuando se comienza a descubrir su verdadero encanto. Así fue que vi dos iglesias, pequeñas y sucias por fuera, soterradas por el peso de los años y por soportar tanto llanto de viejas beatas, pero asombrosamente lindas por dentro. No estoy seguro de sus nombres, pero creo que una era los Santos Juanes y la otra era El Patriarca. De ninguna me quedó foto porque cuando pude entrar no andaba la cámara ni el trípode y cuando quise regresar las hallé cerradas.

Es esos callejones que uno descubre la España que uno siempre ha pensado: adormitada cuando quiere, pero llena de vida cuando lo desea; con aquel calor de gente que la diferencia de Europa, excepto tal vez por Italia; con aquella comida que deja de parecer extraña, pero a la vez se hace tan familiar.









Por último fui a la playa de Malvarrosa, donde pasamos con la Viole y sus compañeros la inquebrantable tradición de ir al mar el primero de enero; y el último día visité las Torres de Serrano, construida en 1398 y que es el más antiguo vestigio que queda de las defensas de la ciudad. La otra entrada, las Torres de Quart, estaban cerradas y no las pude visitar.

Mientras que el Jardín Botánico de la Universidad de Valencia, es el mejor en el que he estado en Europa hasta el momento, posiblemente a que cuenta con un clima más cálido. Lo que me llamó la atención ahí fue la sobreabundancia de gatos, que no sabía si eran callejeros o eran propiedad del complejo. Sea como sea habían docenas.








3 comentarios:

la aventura comienza dijo...

que lindo lugar, valencia tierra de las naranjas que llevan su nombre...
que gran experiencia de fuegos artificiales en la madre patria, lindos gatos y que bonito invernadero de vidrio con caactus y todo...
te envidio...
jijiji
mercedes

Anónimo dijo...

Christian, me encantan tus fotos, lograste que me hiciera una idea clara de la ciudad de Valencia y solamente estuviste cuatro días, no como esa Violeta que en tres meses que lleva de estar allá no ha tomado fotos como las que has puesto. No estoy comparando, solo apreciando tus buenas fotografías...jajaja. Me alegra que hayas pasado Noche Vieja con mi querida hermana. Besos Chris.

Anónimo dijo...

Joder... y que no haya podido yo llevarte de copas por el Carmen y compartirte la Valencia menos turística... Queda para la próxima Christian, porque en esa ciudad de mis entrañas hacía ya mucho que tenías casa y paella asegurada. Un abrazo desde tu tierra, orgulloso de que te gustara la mía.