Bye, bye Coventry

Después de 32 años de servir de casa a voluntarios de todo el mundo, que han venido a Irlanda del Norte, específicamente a Corrymeela, a colaborar en el proceso de reconcialición entre católicos y protestantes, Coventry va ser demolido en un par de días.

La casa, mi casa por este año, fue construido por la comunidad de la catedral de la ciudad de Coventry, de donde tomó el nombre, en 1975. Era una casa modernista en su tiempo, con un peculiar estilo donde el techo llegaba casi a nivel del suelo y con un TV Room ingeniado en un espacio que sobraba sobre la sala y el comedor y con un espacio, enfrente de la chimenea, que a mí me encantaba por su versatilidad, ya que era un desnivel que podía convertirse en sala para platicar, para ver una película (si a alguien se le quitaba la hueva y traía el proyector), para tirarse en medio de un vergo de almohadas con la laptop, etc.

En su historia, un aproximado de 374 voluntarios vivieron en este lugar, yo soy parte del último grupo que la utilizó. Hay un proyecto, de rescatar la vieja madera y hacer un bar y labrar el nombre de cada uno de los voluntarios que vivimos acá. En total, ocho salvadoreños quedarán para el recuerdo: Cristi, Claudia, Carolina, Mauricio, Rhina, Noelia, Janete y yo. Una novena, Ariadna, verá una nueva casa y será parte de una nueva historia.