jueves, julio 05, 2007

Versalles, la grandeza francesa


La historia de Versalles comienza en el siglo XVI, cuando los duques de Retz, Alberto y su hijo Henry, construyen una bella casa veraniega en el pequeño pueblo de Versalles, donde eran los gobernadores. Así inició el recorrido de una de las construcciones más admiradas de la historia, uno de los lugares turísticos más visitadas en el mundo y uno de los tantos símbolos de la grandeza de Francia, solo comparadas con el Louvre o la Torre Eiffel.

Luis XIV, quien asumió el tronó de Francia y lo dejó hasta su muerte, 72 años después, convirtiéndose en el reinado más largo de la historia, adquirió la propiedad buscando tener un lugar de residencia fuera de París, para estar alejado de los problemas y para tener más tiempo con sus amantes, de las que era muy aficionado. Su padre, Luis XIII, ya previamente había creado unos pequeños cotos de caza y una residencia para pasar el día en unos terrenos aledaños. El lugar es famoso porque ahí fue advertido por el Cardenal Richeliu de que era víctima de una conspiración y salvó la vida. La traidora era la Reina Madre, María de Médicis. El nuevo, pero aún modesto, Palacio de Versalles se convirtió en el favorito de Luis XIII, pero este estaba cerca de morir y su hijo mayor, el Delfín, era un pequeño niño de 5 años.

El Rey Sol, como era conocido Luis XIV, no tuvo la idea inicial de hacer Versalles su residencia definitiva hasta con el paso de varios años, cuando la convirtió en símbolo de todo su poderío, a partir de 1651, cuando se enamoró de él después de una corta visita. Ya para entonces el rey había vivido en varios palacios como Louvre, el Palais Royal, Saint Germain-en-Laye o en Vincennes y nunca se había visto satisfecho. Nueve años más tarde, el rey llevó a su esposa a Versalles e inició un verdadero proceso de remodelación y ampliación que llevaría años.




La mara empezó a criticar el deseo del rey de hacer su residencia en ese lugar, al que calificaban de pantano y no entendían como el Louvre no satisfacía los requerimientos reales, aunque seguía siendo la residencia oficial. Ciertamente, Luis XIV derrochó una fortuna, un millón de libras en aquella época, en un lugar al que su mismo nombre desacreditaba: Versalles significa "tierra revuelta".

En esos primeros años fueron creados la Cámara del Rey y la Reina, las más importantes dependencias, el invernadero y el zoológico y los jardínes fueron triplicados, usando el tema del sol como eje central. El palacio fue inaugurado en 1664 con una fiesta llamada "Los placeres de la Isla Encantada", organizada por el rey para satisfacer a su amante preferida en esos años: Mademoiselle La Valliera, con quien tendría cuatro hijos.

Después de las fiestas de 1668, cuando los cortesanos y nobles invitados se quejaron de que el palacio era muy pequeño, Luis XIV sintió dolido su orgulló y ordenó triplicar las dimensiones de la obra. Además, se construyó la Villa del Trianón, en medio de los jardínes, hecho enteramente de mármol y servía como refugio, y pisorio, para el rey. Se agregaron 14 mansiones y se inició la Galería de los Espejos, una de las joyas del Palacio.

La galería fue concebida por el arquitecto Jules Hardouin y tenía una sola misión: deslumbrar a los visitantes. En esa époco, los espejos eran un lujo invaluable y se colocaron 376 espejos en total, una fortuna, y los primeros en los que las personas se podían apreciar de cuerpo entero. Grandes acontecientos históricos han ocurrido en esta gran sala, como el casamiento de los últimos reyes franceses: María Antonieta con Luis XVI; el inicio del Imperio Alemán, o Segundo Reich, dirigido por el Kaiser Guillermo II; y la importante firma del Tratado de Versalles, que puso fin a la Primera Guerra Mundial.

Se agregaron las fuentes de Neptuno y el Estanque de los Suizos, se ampliaron las caballerizas y la Máquina de Marly, un portento de la hidraúlica en aquel tiempo, que bombeaba agua desde el río Sena, empezó a funcionar. Se habilitó el Salón Oval y el Salón de las Conchas, para almacenar las obras de arte de más valor, y su ingreso estaba vedado a cualquiera sin la invitación expresa del rey. Les debo una foto de la fachada y del Estanque de los Suizos, la primera es porque el monumento se encuntra bajo reparación y manteniemindo, y una gigantesca montaña de andamios cubre la cara principal del edifici; y del segundo porque los jardínes albergaban una exposición musical y había que pagar extra. Lo mismo me pasó con el Salón de los Espejos, bajo mantenimiento desde el 2004 y completamente lleno de andamios, en un proyecto que alcanza los 80 millones de dólares.

Finalmente, y aunque el palacio no estaba terminado, Luis XIV se trasladó a vivir en él iniciando una nueva forma de gobierno en su imperio. El monarca trató de consolidar su poder en ese tiempo y apaciguar los ánimos de una nobleza bastante rebelde y uso varias tácticas, como regalar títulos nobiliarios a sus más fieles seguidores e, incluso, darles alojamiento en su palacio, lo que se convirtió pronto en un problema porque nunca había suficiente espacio y había que estar construyendo permanentemente.

La otra táctica fue consagrarse en una figura casi divina. Luis XIV convirtió las rutinas de la vida, de su vida, en actos protocolarios del más alto nivel, creando de esta forma una sensación de superioridad y magnifencia que nadie se osaría a desafiar. Sólo durante cinco horas, durante algunos días de la semana, los cortesanos que eran invitados al Gran Departamento, un enorme privilegio envidiado por todos, podían darse el lujo de saludar al rey de una manera normal. Aparte de eso, el Rey Sol era una figura divina, casi un mesías, solo equiparado a los antiguos farones egipcios que aseguraban ser descendientes directos de los dioses.

Otro de los grandes privilegios era asistir al monarca cuando se despertaba. Había que sostenerle la cabeza y ayudarle a vestirse. Sólo su más íntimos colaboradores podían darse ese lujo.

Entre 1685 y 1689 se inició otro gran período de construcción. En algunos momentos llegaron haber casi 30 mil obreros trabajando y unos 6 mil caballos ayudando en la construcción, el gasto anual alcanzó las 80 millones de libras. La fachada fue ampliada hasta alcanzar los 680 metros de largo. En ese tiempo, la Capilla Real, estaba a medias, ya que el rey dispuso mucho de sus recursos para la guerra, pero cuando una paz favorable para Francia fue alcanzada, en 1699, la construcción inició nuevamente.

Las fotos de abajo corresponden a la capilla. En la primera a la izquierda se pueden contemplar las dos plantas de la iglesia, con sus columnas jónicas. A veces, cuando el rey deseaba asistir a misa pero no ser visto por sus cortesanos directamente utilizaba el pequeño balcón ubicado al centro de la segunda planta. En la primera a la derecha y en la segunda fila a la izquierda detalles de las pinturas en el techo, hechas por artistas como Coypel, Meusnie y de la Fosse.


La foto inferior es el monumental Teatro Real, o L'Opéra, una de las construcciones tardías, ya que fue edificado por el nuevo Rey Luis XV, quien sustituyó a su bisabuelo a la muerte de este y quien tenía un teatro más modesto en uno de los jardínes. La construcción inició en 1740 y tardó casi 30 años en ser terminado, convirtiéndose en el más grande de Europa en su época con más de 700 butacas.

Luis XVI abandonó el teatro porque lo consideraba un gasto excesivo... y tenía razón. En una solo función se gastaban 3 mil candelas hechas con cera de abeja, de la mas alta calidad, para que no emitieran mal olor como las velas normales, y el precio de cada una de ellas equivalía al sueldo semanal de un obrero. El teatro cobró vida nuevamente con la llegada de Napoleón y actualmente es usado por el estado francés para eventos de alto nivel

El último lujo lo constituyen sus jardínes, uno de los más grandes construidos en todo el mundo y que incluyen laberintos y veredas construidas con arbustos y decoradas con fuentes, la más famosa de ella es la de Neptuno. La mayoría de fuentes de agua tienen como inspiración el panteón olímpico de los griegos, y destacan también la de Apolo.
Sinceramente, sólo disfrutamos una parte de los jardínes. Había un concierto de música clásica y, aunque normalmente según la guía no se paga extra, había que hacerlo ese día y era bastante caro, creo que 11 euros. Así que sólo estuvimos en ciertos sectores que estaban abiertos.



No hay comentarios.: